made with

perdone los errores

 


The haunting of bly manor


Deberíamos  que discutir muchas horas sobre el concepto de miedo y productos de cine y televisión que dan miedo. Probablemente hasta los veinticinco en una discusión como esa, habría dicho que las películas sobre fantasmas, sobre exorcismos y quién sabe qué más dan miedo. Entonces envejecemos y los miedos cambian, nos volvemos más racionales pero tenemos miedo per el futuro. Pues bien, por este último concepto "The heunting of bly manor" tiene la fuerza para ponernos frente a uno de nuestros mayores miedos (no diré cuál por supuesto) y por eso, puedo decir, que me asustó.
"The Haunting of Bly Manor" sigue a "The Haunting of Hill House", el segundo año de la serie antológica concebida por Mike Flanagan y producida por Netflix.
Despues de los excelentes resultados de la primera temporada, Flanagan vuelve a proponer el mismo problema básico: el trauma. Para ser precisos, trauma familiar. Se inspira, de nuevo, en un cuento, "La vuelta del tornillo" de Henry James, ya adaptado para el cine, que transforma a su gusto.
Antes de verlo leí rápidamente un par de reseñas, que coronaron este trabajo como el mejor de su antecesor, pero los tres primeros episodios me decepcionaron. Y mucho. Flanagan presenta una larga lista de clichés de terror, con la casa perdida del título y una serie de personajes perturbados y traumatizados.

Sin embargo, desde el cuarto episodio, que vi dos veces para comprender algunos detalles más, "The haunting of bly manor", abruma al espectador con una densa red de situaciones, flashbacks y giros, que de ahí a entonces nunca nos abandonan.
Sí, en "Haunting of hill house" no faltaron flash backs y twists, pero aquí Flanagan hace las cosas grandes, retrocede en el tiempo y sobre todo da vueltas en el tiempo, poniendo a prueba la atención del espectador. Y como dijo, asustándolo por lo que muestra y dice. No faltan momentos, como se mencionó, de terror clásico, entre fantasmas y presencias que aparecen de repente, muñecos que se mueven y otras cosas extrañas, entre otras cosas que incluyen excelentes efectos especiales, una dirección maníaca y una actuación perfecta. Todo se prensa, se cose y luego se destruye y se vuelve a ensamblar en una escritura valiosa, que no deja nada al azar y que deja a los personajes a merced de sus propios fantasmas.
Lord Henry Wingrave (Henry Thomas) es el único pariente sobreviviente de los ninos Miles (Benjamin Evan Ainsworth) y Flora (Amelie Smith), quienes perdieron a sus padres en un accidente. Wingrave, ya preso de sus fantasmas, contrata la educadora Dani Clayton (Victoria Pedretti) que tiene que cuidar de los dos niños en Bly Manor, una gran finca esparcida por la campiña inglesa. Con ella el ama de llaves Hanna Grose (T’Nia Miller), el cocinero Owen (Rahul Kohli) y Jamie (Amelia Eve) la jardinera.
Los niños son vivaces, inteligentes, pero al mismo tiempo extremadamente inquietantes, presa de traumas pasados y presentes que no solo conciernen a la muerte de sus padres. Pero Dani también tiene sus fantasmas regresando del pasado. Y salir de lo que es un círculo vicioso no es fácil.
La historia de Bly Manor es contada en flashbacks por Carla Cugino, una señora de mediana edad que "entretiene" a los invitados con esta historia en una recepción. Uno de ellos le dice a grandes rasgos: "Solo cometió un error, presentó esta historia como una historia de fantasmas, pero en realidad es una historia de amor". Sí, "Haunting of Bly Manor" es también una historia de amor y, créanme, la recordaremos.