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perdone los errores
La mia banda suona il pop
Algunos protagonistas del mundo del entretenimiento de los ochenta, De
Sica, Ghini, Rossi, Finocchiaro y Abatantuono son contratados para un
espectáculo en San Petersburgo. Oh no, podría ser pero no
es una historia biográfica de los cinco actores que he
enumerado, sino la historia de una banda ficticia, Popcorn, que en los
ochenta tuvo un éxito fugaz con un par de canciones que se
quedó en el corazón de un oligarca ruso, que los quiere a
toda costa en su casa para un concierto. Viejas glorias vuelvan (y no
estoy hablando de la banda esta vez).
Depende del ex manager, un Diego Abatantuono de ojos azules, volver a
armar la banda y no en nombre de Dios sino en nombre de el ruso con una
(bien) redescubierta Natasha Stefanenko. Para los requisitos obvios del
guion, los cuatro antiguos Popocorns lo están pasando mal. Paolo
Rossi es camarero y toca la guitarra en la calle, Angela Finocchiaro es
una pobre presentadora de televisión alcohólica, De Sica
toca en bodas, mientras Massimo Ghini es el único, que se puede
decir sin problemas, gracias a la ferreteria de familia.
Al principio reacios, de nuevo por razones obvias del guion, los cuatro
aceptan la reunión y vuelan a Rusia para el concierto.
Allí, sin embargo, surge otra posibilidad: hacer una atraco en
la villa del rico ruso.
Fausto Brizzi vuelve entonces a ocuparse de los avivamientos musicales,
pero sin esa mano que en el pasado le permitió alcanzar los
objetivos y no solo, aquí lamentablemente demuestra recordar muy
bien la trama de cinepanettoni, de la que, como sabemos, ha sido autor.
Y ese es el problema con "La mia banda suona il pop". Una
película predecible, débil, que da espacio a una serie de
bromas que, salvo algunos casos aislados, rara vez funcionan y llegan
al punto más bajo con clichés sobre rusos. Feliz 1980.
En definitiva, una comedia se tira pedos, no solo
metafóricamente sino también físicamente, ya que
nuestros en algún momento también se sumergen en las
aguas residuales.
De Sica es lider, con una peluca que recuerda a los hermanos Michetti,
tiene paso libre para sus bromas. Desafortunadamente, Massimo Ghini es
el único que lo sigue en sus salidas cómicas, mientras
que Angela Finocchiaro y Paolo Rossi parecen (y currículum en
mano están) desconcertados y aturdidos.
Entre objetos revival de los ochenta bien colocados y usados, incluido
una DeLorean, la película de Brizzi menciona de vez en cuando a
los Blues Brothers, casi parodizándolos y se aferra al buen
comentario sonoro original de Bruno Zambrini que compone dos canciones
muy odiosas pero efectivas de los 80's. Pero eso no es suficiente para
entrar en la top ten.