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perdone los errores

 


Superchick


 

Sólo leerás críticas negativas sobra esta película. Super... negativas. Desde luego, no voy a ser yo quien os haga cambiar de opinión y cambiar los sentimientos de la gente que ve esta película, entre otras cosas porque, francamente, es muy mala. Sin embargo, me gustaría destacar, el compromiso y el ingenio de los autores y el director Ed Forsyth que reunieron, azafatas, películas de karate, tetas, con una pizca de crimen.
En fin, todo lo que puede hacer cosquillas al paladar "fino" de cierto público, sobre todo de la época, es decir, de los años setenta.
Todo lo demás está mal hecho, la dirección, la interpretación y el vacilante intento de mostrar a la protagonista, la "Superchica" del título como una mujer libre y moderna que hace lo que quiere. Lo único que se salva es la banda sonora, la habitual y convincente alfombra funk y easylistening.
La superchica del título es una azafata, Tara B. True, que es una azafata seria en el trabajo, pero bajo su casco negro luce una larga melena rubia que luce con escuetos conjuntos cuando no está desempeñando sus funciones a gran altura. Como mujer libre que es, tiene un hombre en casi todas las ciudades y, desde luego, en Los Ángeles, Miami y Nueva York, novios de distintas procedencias y motivaciones. Tampoco hay que olvidar que pega como una herrera porque es cinturón negro de kárate.
Uno de los novios intenta aprovecharse de ella para saldar una deuda, pidiéndole que acepte un golpe en uno de sus vuelos. Ella se niega y con golpes de kárate acaba con los malos sin piedad.
También hay espacio por Uschi Digard, que interpreta a una actriz porno. Pero aparte de eso hay muy poco super aquí, tal vez la carrera de la actriz principal Jill Jillson que más tarde se convirtió en una conocida astróloga y que también dijo que dio consejos a Nancy Reagan que más tarde lo negó rotundamente.