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Mandinga


La Luisiana de Italia. Casi nos parece oler a carbonara y ver el mar de Ostia, mientras las imágenes nos muestran a esclavos de las plantaciones siendo azotados u obligados a mantener relaciones sexuales.
La "respuesta" italiana a la película de Richard Fleischer no podía faltar. Y llegó un año más tarde de la mano de Mario Pinzauti que, probablemente contagiado por el entusiasmo de "Emanuelle Bianca e Nera", trabajó sobre un tema similar, ambientado en los mismos años pero con un título más pegadizo.
Como ya he dicho, la pobreza de medios es evidente desde las primeras escenas y se combina brillantemente con la de ideas y habilidades artísticas tanto detrás como delante de la cámara.
Una trama desordenada, a menudo incomprensible, descompuesta por diálogos sin sentido y escenas surrealistas, confiere a la película un efecto alienante, casi psicodélico.

Pinzauti nos lleva a Luisiana, a una plantación donde el dueño es un villano llamado Richard Hunther (Serafino Profumo) al que le encanta el látigo y follarse a las esclavas, como a todos los villanos. La esclava del título le da una hija (blanca) llamada Mary, que es criada disfrazada por el pastor local, ya ella muere al dar a luz.
Hasta aquí, soy bueno, también puedo decir que la trama tiene (casi) sentido. Pero lo que viene después destruye toda buena voluntad. Leed con atención porque lo que ocurre es realmente lioso.
Entonces llegan a la plantación Clarence, el hijo de Richard que estudió en Inglaterra, y Rhonda, una prima de la esposa de Hunther.
Rhonda comparte con el hombre, en cuya amante se convierte, la pasión por el látigo y por los esclavos. Sin embargo, él no se casa con ella y ella se entrega a su hijo, porque tiene miedo de no recibir ni un céntimo de herencia. Pero Clarence prefiere a Mary, que es... su hermanastra.
Mary, a su vez, se queda embarazada y da a luz a un hijo negro (¡ah, las locuras de la genética!). Rhonda intenta así jugar la carta del odio y la traición, Hunther se entera e intenta huir para ponerse a cubierto antes de que su hijo mate a su fiel esposa y a su hermanastra. Pero ya es demasiado tarde.

Una trama de telenovela aburrida que minuto a minuto alcanza mayores cotas de absurdo al meter una genética enloquecida con niños blancos y negros, nacidos sin la más mínima lógica. Dándonos así la sensación de que en algún momento intentaron de alguna manera cerrar el círculo.