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Vampyres


Puede que el título no sea uno de los más chulos, pero todo lo demás, todo lo que se ve después, hace de esta película una pequeña y (im)perfecta peli de terror de bajo presupuesto.
Dos vampiresas lesbianas se lo pasan en grande, pero a decir verdad, no son exactamente vampiresas ortodoxas, porque prefieren las heridas a los cuellos y se lanzan sobre sus víctimas como animales feroces, convirtiéndose, según el propio director, en vampiresas-caníbales.

Detrás de esta pequeña joya encontramos a José Ramón Larraz, un director catalán que emigró a Bélgica, Francia y finalmente a Inglaterra, donde ha trabajado más y ha alcanzado mayor éxito.
Aquí lo encontramos con una de sus películas más criticadas en el momento de su estreno y que, sin embargo, con el tiempo se ha convertido en un culto para los aficionados.
Larraz sitúa esta historia en Oakley Court, en Bray, la casa de campo victoriana famosa (para nosotros) por las películas de la Hammer. Y, efectivamente, uno espera que en cualquier momento aparezca un Peter Cushing o un Christopher Lee, pero no sucede, afortunadamente porque las dos protagonistas saben lo que hacen y nos dan mucho que apreciar.


Como he dicho principio, tenemos dos vampiresas lesbianas interpretadas por Anulka Dziubinska, modelo y actriz inglesa, que en 1973 se convirtió en playmate de May antes de empezar una carrera como actriz y debutar con esta película. Junto a ella, Marianne Morris, actriz londinense de corta carrera. Por último, Sally Faulkner, el nombre femenino más famoso, actúa como compañera de las dos.
Además de protagonizar escenas de sexo bastante fuertes para el género y la sociedad inglesa, las vampiras nos muestran escenas de violencia igualmente desconcertantes y que rozan el splatter.
Dos aspectos que hacen de 'Vampyres' una película peculiar y diría original. Afortunadamente para nosotros, también tiene algunos defectos que la hacen aún más "bella". Muchas cosas, por ejemplo, no se nos cuentan y nunca se explican. Hay algunos errores clamorosos, por no hablar de que, sí, las dos actrices principales son hermosisimas y en las escenas más importantes son eficaces, pero cuando tienen que actuar normalmente, tienen algunos problemas.


Nos encontramos en el interior de esta casa señorial victoriana, donde un asesino irrumpe en el dormitorio y dispara, matando a dos amantes, Fran y Miriam (Anulka Dziubinska y Fran Morris).
Una pareja de campistas, John y Harriet (Brian Deacon y Sally Faulkner), con caravana a cuestas, se detienen cerca de la siniestra mansión, al percatarse de la presencia de dos extrañas chicas en la carretera que piden que las lleven.

En fin, Ted (Murray Brown), un hombre de negocios, llega al pueblo, se aloja en el hotel y, encuentra en coche a una de las chicas, que en realidad son Fran y Miriam, las dos vampiras que rondan la mansión y están hambrientas de sangre y sexo.
De hecho, atraen a los desgraciados por el camino, los seducen y luego se alimentan de ellos antes de matarlos.

Larraz colaboró poco antes de su muerte en un remake de esta película, dirigida por Víctor Matellano, que se estrenó en 2015 y de la que hablaré en breve.