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La nave de los Monstruos 


Estoy seguro que, si alguien menciona "cine mexicano", lo primero que viene a la mente no es la ciencia ficción.
El porqué lo explica bien esta tesis universitaria que habla de motivos culturales, pero también de mucho más. Cosas que, sin embargo, no impidieron el desarrollo y la producción de películas de ciencia ficción desde 1935.
El impulso al género se debe a "Los Churros", y no, no el famoso postre, sino películas de bajo presupuesto que retomaban obras famosas estadounidenses, adaptándolas a México para un público muy popular.
Tomando elementos de este género, comienza una producción de ciencia ficción en la que, por cierto, nuestro querido y amado El Santo fue sin duda uno de los principales exponentes. O películas que mezclan comedia con ciencia ficción, con comediantes destacados de los años 50 y 60 y directores de gran experiencia, como es el caso de Rogelio A. González, que dirige la película de la que estoy a punto de hablar: La nave de los monstruos de 1960.

Y finalmente, después de una larga introducción, llego al punto. González dirige una película que, como se mencionó, no solo mezcla una historia de ciencia ficción con momentos cómicos, sino que también presenta varios números musicales.
El elenco es de gran atractivo para la época y para el público mexicano, con el comediante y cantante Eulalio González "Piporro", pasando por Ana Bertha Lepe (a quien también veremos con El Santo) y terminando con Lorena Velázquez, otro rostro conocido del cine mexicano.

Con todos estos elementos extraños, el resultado es peculiar. Porque, si bien parece natural pensar en lo mala que podría ser una película que mezcla ciencia ficción, comedia y momentos musicales, lo que se ve es tan absurdo que, en mi opinión personal, hace de esta película un entretenimiento excelente y divertido, que tiene de todo y más. Incluidas dos chicas en traje de baño.
La nave de los monstruos se sigue de principio a fin, casi nunca tiene momentos aburridos, y González aprovecha de manera excelente el evidente bajo presupuesto, dándonos incluso (véanse las escenas en la nave espacial) algunos momentos con una buena fotografía. Los tres protagonistas interpretan bien sus roles, haciendo que todo funcione.

La trama, por supuesto, es muy, muy sencilla. Beta y Gamma, junto con un robot que parece hecho de hojalata (¡vaya con la tecnología!), son dos extraterrestres del planeta Venus que vagan por la galaxia en busca de machos, porque en su planeta se han extinguido. Por una avería mecánica, terminan en México y se encuentran con Lauriano, un vaquero cantor y bastante bromista.
En la bodega de la nave espacial también hay especímenes de monstruos (de ahí el título, ¡no muy emocionante para los machos de otros sistemas, vaya!) de otros planetas que, en un momento dado, se rebelan, al igual que Beta, quien toma el control de la nave y planea destruir la Tierra. Será tarea de Lauriano y Gamma tratar de impedírlo.